1 ene 2024

Memorable.

 De todas las pequeñas cosas que invaden los recuerdos.

De todos los recuerdos impregnados de emotividad.
De todas las aficiones que rellenan los rincones.
De todos los años junto a esa persona.
Del agravio de apostar por sus sueños y que nunca los tuyos fueran tenidos en cuenta.
De donde brota el dolor de la conciencia de desequilibrio.
De la desigualdad en el amor, de la falta de fortuna.
De pensarse afortunada a ver el descalabro de la irrelevancia.
De la diminuta empatía más atronadora.
De la vida malgastada y a la vez exprimida.
De las segundas oportunidades cuando se abre el cielo ante tus ojos.
De todo eso va la vida, tu vida.
Ellas son el día más memorable.
Ella era la más desafortunada.

La lucha empieza hoy.
De nuevo e incansable.

Esa eres.

Año Nuevo, escribir más, otra vez, irremediablemente.

9 feb 2023

Catwoman de verde.

Con pinturas de guerra. En el avatar de súper-heroína felina con sombra y purpurina verdes. En la foto antes de embarcar... de camino a ti. Hizo lo que fue a hacer. Un trámite. La derrota es tuya, que no lo abrazaste con el fuego que trajiste de regreso al volcán.

Eso temía él, antes de verte, esos fantasmas de dejarlo todo y plantarla de cagadas. Se dice tonto y la tonta fuiste tú. Ahora lo ves. Que no se lo demostraste. Tú llevabas los tuyos propios y pesaron más que tu propia felicidad. Hiciste tu propio fracaso y le reprochaste a él. La oscuridad que vendría, tras de no poder volver a veros.

Típicas alegorías de preguntas y cuestiones en las que re loco acabaría tratándote de bobita linda. Y tú enfadada. Porque eras tú, con él. Puramente tú. Incluso arrebatada, eras tú. Y él lo sabe. Por eso le hacías reír. Por eso le amas. Porque...¿entendió?

No es eso, nunca fue. Sí es en parte, guardarte en canciones secretas. Pero no soy yo quien tiene problema en compartirte y el Indio es un embustero ahí porque no es la preferencia. Es ser libre contigo, que me lo espoleas, aún sin estar en mi vida y añorando esos susurros siempre. 
Nunca fuimos sino amantes, excepto cuando debimos haberlo sido. Así de al revés está hablar de lo nuestro, sin empezar. No será poco tiempo el que te ame, pero no creo en la suerte, mi rosa oscura, mi soñador...

Esta duele, te quedas con lo valioso, te lee, o eso tú has dicho. Pero lo cierto es que no fui yo la gran mujer y no preguntaste si yo pretendía ser éso. O si simplemente quería estar a tu lado cuando quisieras estar conmigo, sin necesitar preferencia (¿Cómo sería eso posible?) ni estatus de ningún tipo.
Días con una mano, en el año. Como mucho.

¿Quién se entregó, quién no? Ay, no soy yo de santos, sí de reproducciones.
Tu vileza y tu bisutería macarra de lucir en el antro, viejo indio, ¿a mí me quisiste vender ese queso? Nunca dudé de la falsedad. La tuya también. pero hay corderos vestidos de lobos, también. Caníbales de sirenas varadas que se tornarán mambas, reviradas en la ira del amor negado.

Silencio ante el dolor hace poso. El temblor del que habla es el volcán. La islita es voluptuosa y te mimetizas con ese carácter... lo de no entender la oscuridad te suena blando y no puedes pasársela y te da igual ya todo, Rai. Esta no se la pasas a Pájaro Guía porque se ha pasado de naïf, que llevas treintaypico de años viendo la cara oscura de las personas. Parece un acomodado comunero de tres al cuarto el pobre viejo Alberto.

No interpretas nada más que un lindo tema que no compartes en lo que tú lees de metáfora existencial errada, de viejo de vuelta de todo. De repente una negrura, pero de lado oscuro claramente reconocible, la sinrazón. Asociada a la muerte de una manera tan trágica, que me recuerda mi propio eterno y exasperante duelo no resuelto por cien mil cosas a la vez y que se resumen en una: ausencia de libertad para decidir. Por dos veces. Los muertos en vida. Las imposiciones morales de los demás, los juicios sobre los caracteres forjados por una vida aleatoriamente compleja, como tantas otras historias humanas sobre el Planeta Azul.

Favorita. Impactante por la coincidencia con mi filia. Maravillosa. Alguna paralela, otras con otras personas de tu vida. Mi deseo y tus dudas, y al revés. Demasiado poco: los dos estábamos aterrados, la pequeñita mamba aún saliendo del huevecito.
Ironías, nada, ni bien ni mal, en realidad sin dar otra oportunidad a otro deshielo de nuevo. Nada hablado con sinceridad.

Con un vestido floreado, no con una falda. Y no era la muerte. Era la que vio lo que pasaba entre bambalinas, recién te encontraba. Y recuerda comprar ese trapo, no por moda, sí por querer sentirse bonita de nuevo para alguien que se fijaba como ella necesitaba. Pero fue una mujer muy débil, en el peor momento. Sabe que la de la Guadaña espera al segundo fracaso. El tiempo es inexorable, las modas ni rozan la relevancia de aquel.

Hay aún muchas interpretaciones fallidas por el léxico, pero la sonrisa sí está en los ojos. Y diría que el perro viejo que utiliza el rock para ligar con zorronas dio con una idiota que dejó el pabellón de loca del coño en el antro, bien alto. A cuentas de caer (o no, pero qué más da ya todo) en las garras de un avatar personaje del carpe diem. Por decir algo. Cinismo a raudales o no entendí nada, tras la cruz de la confusión.

Esta me echa fuera, me parece cobarde y no hay encandilada ya ninguna en ese antro. Cuando ha caído el telón de lo que quizá ya no fuese. Pero... ¿era y participaba de esa competencia por la popularidad?
Aumenta la confusión. Cuando nunca estuviste preocupada por tu reputación ahí, pero de manera auténtica. Le veías la cara, la dimensión paralela de la que estabas más o menos out del círculo del salseo. Sin ver, ingenua, el peligro, metías a veces la nariz. 
Resulta que reflexionas sobre algo que alguien importante en tu vida te repetía mucho: "Que tú no te querrás enterar de lo de los demás, pero los demás sí quieren enterarse de lo tuyo..."

Galimatías con vida laboral incluida en una estampa retro turística del Lanzarote de los 60, y de los sonidos más bellos plasmados. Aunque en roles inversos de género, es una linda representación de la perturbación que suponen los clientes tras la barra que te atraen o viceversa en un gremio que tiene un código de comunicación universal y todo es nostalgia y también mucho tiempo atrás.

Historietas de parias que se auto excluyen en tiempos en que nadie sabe y todo el mundo sabe dónde hay que estar. Todo el mundo sabe lo que es el amor pero nadie lo sabe. Todo el mundo sabe qué es la lealtad pero nadie es leal. Todo el mundo sabe lo que es la locura y te dirán lo que has de ser y hacer para que te tomen por cuerdo. Si te interesa o no es lo de menos. Lo harán, te dirán. Incluso con el silencio te dirán.

Sí son mejores que nada. Me expresan. Soy yo. Puedo arrepentirme de algún mensaje que llegó por ser feo, porque te doliera verte en un espejo que yo sujetaba. Y estaré equivocada, muerta en vida, pero sigo siendo de expresarme y no callarme. ¿Miedo y deseo lo empujan? No es eso, nunca fue. Me enamoré más el día que le vi la herida sangrante.



Eso es todo lo que el queso y los pasteles dio de sí, sentado enfrente de la muerte. Nunca llegó nada, no me dibujaste. 

Mentiras y más mentiras, Momo se acerca...preámbulo obscuro de Malamadre.

Este post está reeditado en 9 de febrero de 2023, tiene una versión atroz en mitad de la pandemia, 2020.

Ahora está presentable, eliminadas frases.

Momo sigue escuchando todo lo que hace y toca Solari. 

Re escucharé. eternamente.

Se acerca Carnaval.


8 ene 2023

Mar gruesa.

<<Bajo las sábanas de cama de 90. En tu cuarto juvenil doble en el que dormías con tu hermano. A la hora de la siesta. Haciendo realidad una vieja fantasía tuya. Pero ni de disfrutar para correrte en mi boca fuiste dueño.
Escalofríos. Por haber dormido contigo tantos años, siendo tú mi juez más duro, cruel e implacable, en el proceso decadente de nuestro eterno final como pareja.
Años...

Tengo frío siempre...>> 


Tenía frío siempre. Igual resulta que no era solamente la disfunción tiroidea y el invierno de la aldea que quedó muy atrás. 
Hoy ver el abismo entre Momo y su propia felicidad, estando al lado de él.

Pues aquel día de sexo oral frustrado por sus miedos y falta de autoestima terrible, socavó la de ella. Y a la vez debió haber sido suficiente para entender que su alcoba nunca tendría el fuego necesario. Sin embargo volvería a justificarlo para autoconvencerse capaz de lograr derribar muros de hielo escarchado. Se diría que era algo normal. Pero no lo era. De hecho la falta de intimidad patológica del nido no era bien conocida aún por Momo. Vería esa cara pocos años después. Pero tarde para las mambitas.

Tantos secretos que su sexo grita a voces. Porque guardaba ese secreto no solamente para ir parcheando la maltrecha autoestima que quedó, que no soportaría los calificativos que antaño Momo dedicó con saña y mala baba en contiendas a priori sin importancia.

Insatisfecha, malfollada...>>

Sino porque es la razón y la causa. Aprendiste a amar de otro modo y con otras maneras. Cálidas, para bien y para mal. Pero hoy ves que el "para mal" tenía arreglo. Lo otro no.

Una estancia conyugal como pila de coctelería, surtida de tipos de hielo, bebidas frías y alcohol. Sí, mucho alcohol que provoca disfunción eréctil y somnolencia. Entre otros males bien conocidos de los efectos secundarios de la droga social por excelencia...
Y tú casi abstemia, por baja tolerancia y estómago delicado, entre otros motivos.
Ellas en riesgo hoy con el juicio cicatero encima de quien ha producido tanto dolor en su vida, transmitido, traspasado a la siguiente generación. 
Pero no se rendirá, no las dejará a su merced, nunca. Sus ganas de vivir son mayores cuanto más comprende esa lucha por estar presente en todas las ocasiones en que las trabas sean propias. En las veces que procedan de quienes deben apoyar y dar aliento, amar y hacer comprender al otro la importancia del amor propio.

Lo que tú no tuviste. Tan grande, rondas la cincuentena, con precaria atención de tu función ejecutiva, una de las secuelas de la educación emocionalmente gélida recibida, has destrozado tu vida de pareja con la madre de tus hijos. E incluso tu carrera profesional. Y aún no lo ves. Es tu falta de atención, la que se está replicando, a tu lado. Se replica, por supuesto, a Momo también le pasaba. Contigo. Porque jamás le faltó ese tipo de atención en casa madre, ni siquiera estando ella enferma y apagándose con un cáncer, mientras estuvo presente en su vida. Y la que faltó luego, paterna, ha regresado, al necesitarlo las nietas.

Amor incondicional.

<<El tuyo no. El tuyo no sé si era. Si lo fue, duró hasta el día en que empezó a ser más importante mostrarle al mundo esa falsa cara de ti que cuidarme, por incompatibles modos de ser y estar...>>


Su fuego sexual aplacado, su necesidad de contacto y de ternura quedaron huérfanas. Viró, poco a poco, gradualmente. Pero era demasiada la carga explosiva y muy larga la espera, el tiempo implacable terminó por hacer su macabra labor en el coloreado amor sensual. La oscuridad, los grises y la ira arribaron a puerto.

Tanto es el simbolismo de aquella mamada furtiva inacabada, bajo las sábanas y en su cuarto de casa padres, antes de decidir darle la semilla para honrarle con el más preciado regalo que Momo siente que no ha sabido valorar aún hoy en su inmensa dimensión.
Tan grave el error, tal la distancia entre dos mundos que Momo quiso borrar, poniendo tierra de por medio y un día imaginando que respetarían a la madre de sus nietas, su sangre. No fue así. Pero es que nunca fue así y se engañó con la esperanza de cambiarlo todo. 

La urgencia es salvar a las descendientes de la negación y la falta de confianza. De la distancia que les impida hablar con mamá, pedir ayuda. Esa distancia que sabe Momo que en realidad no es tal, pues son nacidas de sus entrañas, en los genes sabe que están sus mismas necesidades afectivas.

¿Quién sabe como Momo lo necesario que es un abrazo materno en acontecimientos vitales tan únicos como el nacimiento de tu propia prole? 

Pensar en todo lo que has aprendido de él. Y en todo lo que él no aprendió ni quiso nunca de ti, por considerarlos conocimientos menores... Ahora se ve la dimensión del socavón. Desde arriba.




No cuando estás en el fondo. 

<<Que no he superado la separación, eso le ha dicho al teléfono, se ha quedado tan ancho. El colmo del narcisismo. Y me fui yo. Siempre las decisiones importantes las he tomado yo, en cuanto me ha sido posible y él no me ha trabado.

Da igual. Él sabe que el vaso termina rebosando pero ya no tanto donde está el borde...>>