4 ago 2008

Carta con respuesta del sábado 2 de agosto.

Es triste comprobar que existe gente así, que escriben este tipo de cosas porque las sienten.

Pero peor es aún comprobar que ignorantes peligrosos de esta ralea, tienen hijos a los que transfieren inevitablemente esta mierda plagada de hipocresía.

El copypast de hoy -ha sido un fín de semana movidito y con re-sa-ca!( y descubrimiento musical, próximo post!)- ilustra esta joya del Paleolítico que nos proporciona lo más granao del conservaburrismo español:

POR DONDE SEA

Mi hija se ha emperrado en que le consiga un videojuego de la Nintendo, última versión del Harvest Moon, denominado Harvest Moon Cute, ya que en la primera el protagonista era masculino. Sin embargo Google nos ha descubierto que en el nuevo formato, la jugadora puede casarse con un chico, pero también establecer una relación lésbica, yéndose a vivir con otra chica y adoptando un niño. Esta versión no ha gustado en EEUU y ha sido censurada. Me pregunto cómo el colectivo gay ha derribado todo tipo de barreras, consiguiendo enarbolar con jactancia la ideología sexual del darse por detrás no sólo en las legislaciones, teleseries, películas, OT y similares, sino que ha traspasado la barrera de la inocencia palpitando impúdicamente en las mentes infantiles a través de su formación escolar y de su ingenuo ocio.

CLARA JIMÉNEZ MURCIA

La “ideología sexual del darse por detrás”… ¡Toma del frasco! Como en la tele, dan ganas de preguntar: ¿desde dónde manda usted ese mail? ¿Hay ahora wifi en los conventos de clausura? Con todo, entre dos lesbianas, una cosa será la ideología y otra la praxis: ¿incluye el juego adminículos adecuados para que dos mujeres ejerciten semejante opción ideológica? En ese caso, no lo dude: cómpreselo a su hija, seguro que es divertido y, como suele ocurrir, puede que acabe jugando usted más que ella.

¿Se acuerda de la espléndida canción de los Zombies: “Los niños juegan a extraños juegos”? No, qué bobada, ¡cómo se va acordar usted de Bernardo Bonezzi! En fin. En mi cole jugábamos a ahorcar a un Madelman con el cordón de un zapato Gorila. También a lapidar a algún compañero: se le sujetaba entre varios y los demás empezaban a lanzarle lapos sin parar. Jugábamos a la guerra, a egiptólogos y a imaginar (y dibujar en un bloc) suplicios chinos. En cuanto a ideología sexual, como dice usted, éramos unos chaqueteros: nos apuntábamos a un bombardeo. A los que nos gustaban las chicas nos gustaban por hache o por be, y por delante y por detrás (más otras opciones que no le explico, para no darle demasiadas ideas, quizá tentadoras). Desengáñese: los niños no tienen ningún “ingenuo ocio” ni la menor “inocencia”. Lea a San Agustín, si no me cree a mí.

Lo único que se les puede intentar enseñar a los niños es a respetar a los demás. A no juzgar, como aconseja el Evangelio. Piense un poco: quizá lo único que pretende ese juego es que aprendan a respetar a los otros, a los que tienen conductas diferentes de la propia. ¿Le parece tan peligroso? ¿Le da tanto miedo que su hija no rechace a las lesbianas o incluso respete a los ateos? ¿Qué es lo que le asusta? ¿Por qué le resulta amenazador que la sociedad también respete a los que son diferentes de usted?

Rafael Reig. Carta con respuesta. Diario Público, 2 de Agosto-2008