En tiempos de crisis parece poco recomendable poner objeciones a cualquier ocasión que se presente para salir de fiesta y echar unas risas.
Pero para gustos están los colores...y también las distintas maneras de entender el humor o, si me apuran, la sensualidad. Y hay un tipo de espectáculo concreto que no me parece cachondo en ninguno de los dos sentidos,hoygan: me refiero a los 'shows de boys'.
Lo ha propuesto una de las compañeras del curso de formación para este jueves. Dice conocer una discoteca que los organiza en Puerto del Carmen, uno de los puntos de la isla donde la sobreexplotación turística ha robado el encanto al antiguo pueblo marinero.
Y la muchacha insiste, aún después de responderle amablemente que no te atrae la idea y que, estando sin curro no me parece el mejor modo de emplear el dinero. Creo que son argumentos válidos e inteligibles...no debiera ser necesario completarlos con una explicación más redonda (y probablemente ofensiva) sobre mi opinión al respecto de esta 'opción de...ocio', ¡ehem!
¿Cómo se hace para no ser grosera cuando alguien no desiste en su empeño?
¿Y si le digo que yo me follo a las mentes, como Dante a Martín (H) en el film de Aristarain?
¿Lo entenderá?