18 nov 2009

Ellos contra el machismo terrorista.

Es un placer actualizar hoy la eviesfera con este enorme texto y el generoso permiso de su autor, que me dejó trastocá anoche al leerlo. El blog del susodicho está enlazado para que puedan observar la grandeza en su conjunto y los comentarios suscitados por el diálogo.

Diálogo apócrifo, de Maese Piezas

Nota previa: pronunciese “mama” y “mamá” mentalmente tal y como está escrito en cada caso.
—¡No hija, ni hablar! ¡Cuando sea tu obligación, y sólo entonces!
—Hombre mama, bromeaba…
—Hija, ni en broma. De ti nadie dirá que eres una puta o muero en el empeño.
—No, mama, no lo dirán.
—De momento tu educación me corresponde. Soy responsable hasta que llegue tu día, cuando estés preparada para hacer feliz al hombre que te protegerá a ti y a mis nietos.
—Sí, mama, te lo prometo.
—¡Serás el más hermoso crisol de su simiente!, habrá quien sepa admirarlo y quien no sepa sino envidiarte. Hija, te lo debo.
—Mama, te haré sentir orgullosa.
* * *
—Mama… hoy me ha dado una bofetada…
—¿Qué has hecho, hija?
—Nada mamá… sólo quemé un poco el pan del desayuno…
—Hija, ¿qué ocurrió anoche?
—Nada, mamá, no ocurrió nada.
—¿Cumpliste con tu marido?
—Sí, mama… yo también quería cumplir…
—…te mostraste más entusiasmada…
—Mama, sí…
—¡Hija de mis carnes! Cuanta juventud todavía en tus venas. Comprenderás cómo complacer a tu marido para que no sospeche que eres sucia o vulgar, es sólo cuestión de tiempo; es tu experiencia vivida en mí, somos la misma cosa. Hija mía, mi niña. Pronto habrá felicidad en vuestra casa cuando traigas al mundo a sus hijos. Cuando todo lo que él te está enseñando para bien tuyo y de los que están por venir tengas tú que transmitirlo. Porque él te defiende hija mía. Te pone a salvo del mundo, te enseña cómo comportarte para que nada te haga daño y por ello puedes estar segura de que defenderá a su prole de todas las amenazas, de todos los males. Es un buen hombre, hija… como tu padre.
—Sí, mamá, es culpa mía.
—Ya aprenderás, hija.
—Sí, mamá, aprenderé.
* * *
IN MEMORIAM: una hermosa criatura que aún no aprendió a sonreír, se retorció de madrugada y hendió el silencio con su vagido. Esa mañana él acudió al trabajo malhumorado por la falta de sueño y a mediodía ella dejaba pegar ligeramente un puñado de lentejas al fondo de la cazuela a causa de que su pequeño volvía a tener retortijones. De vuelta hambriento a casa, él aplastó la cabeza de ella con el mismo cazo levemente quemado y, como es un hombre que reconoce las amenazas que hay agazapadas ahí fuera, llegó a la conclusión de que sin madre el pequeño sólo tenía por delante sufrimiento. Así que tapó la cara del bebé con la almohada hasta que cesaron los retortijones. De lo que hizo después no damos crónica porque no merece aparecer en la historia, apócrifa o no.

Piezas said, on 16 Noviembre 2009 at 5:57 pm "Una vez leído (antes no, para no romper el ritmo), desvelar que la práctica totalidad de la primera parte del diálogo, NO es apócrifa."
Er Piezas

 ¿Cómo se quedan? Estremézcanse sin mesura, que no es para menos.


*P.P.: Durante unos días haré principalmente redifusión, si es que no ocurre una chanancia muy gorda. Tenemos una primera visita muy especial. Estaremos ocupados esmerándonos al máximo para que estén como en su casa. Tal vez me ausente de lo de ustedes un poquico, ya que, en general, no tendré mucho tiempo pa la Interné. 
Enseguida vuelvo. Espérenme ahí.