Yo confieso...
<<Cuando durante toda tu vida has intentado ser coherente con tu pensamiento y tus convicciones personales, se hace muy difícil enfrentarse al momento del tropiezo. El día en el que cometes el error de traicionarte tiene terceras personas involucradas a las que has herido o perturbado su existencia imperdonablemente. Crees que es imperdonable porque hicieron contigo lo mismo antes y es un error, el de la intromisión en la vida y en la moral de otros, que consideras flagrante e injustificado casi siempre. Las excepciones, según tu conciencia, sólo son válidas en relación al sentido de justicia, es decir, si por omisión estás permitiendo que alguien sufra graves penalidades, hambre, sed, enfermedad, violencia, muerte... Pero dentro de ellas no están las relaciones personales amorosas de otros, exceptuando evidentemente casos de maltrato>>
En el momento en el que metí la pata, llevaba un año bajo presión y expectante ante unos hechos que llegaban a mis oídos sin yo quererlo. Puede sonar a excusa, pero estoy dispuesta a admitirlo aunque para mí sea el clavo ardiendo al que mi dignidad se aferra. La persona que más amo estaba directamente complicada, que no implicada, en unos asuntos fuera de mi incumbencia y tal vez también de la de él. A medida que iba aumentando la cantidad de indiscreciones sórdidas y manipuladas para mi propio escándalo, se tejía una duda que me desesperaba sobre la falta de lealtad a mi pareja. Y en concreto fueron tres meses los que duraron una eternidad, contando desde el momento en el que supe que todo era una historia malsana de celos y triquiñuelas en las que todo valía, incluso desvelar una situación trágica privada, muy íntima y personal, entendiendo como personal de una única persona. Creí primero que era capaz de detener el rumor en cuanto a lo que a mí respecta. Me dije que de mi boca no debía salir y creí al principio difícil que la presión pudiera conmigo. Pero no fue así. Fui cobarde y estúpida por no haber detenido todo mucho antes. Puedo consolarme con las evidencias que tengo sobre la utilización que hicieron de mí para participar de los daños, sé que quien me utilizó no tuvo escrúpulos ni pensó en las graves consecuencias que tendría para mi sentimiento de integridad, para mi muy importante en la vida, y que si en algún momento se figuró la ruptura tan drástica que yo tendría con ella y lo que conseguiría herirme a mí, desde luego nunca mereció mi amistad ni la tan alta consideración y estima que la profesé...
….que tire la primera piedra.
(Re editada, en fecha 19 de noviembre de 2021. Añadida imagen. Soy madre de dos preciosas niñas de ocho años.)