<<Como mechar carne, sería... La pieza ideal: aleta. Una vez cocinada, separar el magro en tiras, mechas, hilos. Al gusto. Y salsear o guisar con sofrito>>
Deshilachar. Cuando se ha hecho el trapo hilos. Cuando mechamos carne.
Cuando de los restos del naufragio queda un trapo del velón mayor y no sabes si guardar ese trozo, ese retal sentimental, o echarlo a la hoguera con el resto de recuerdos que provoca la experiencia de la zozobra.
Tocar el suelo con el tren de aterrizaje, después de ver la isla y sus cráteres, rodeados por el océano, y ver un feo muelle de descarga y la actividad frenética de la hormiguita humana. Las bambalinas feas de lo que ha posibilitado ese viaje a un lugar soñado.
Una vez hice realidad un sueño. Grande, enorme. Después, hasta el momento más importante de mi vida, que fue la realización del siguiente sueño, hubo mucho camino andado entre medias. Y también hubo que bogar de manera coordinada. Y lo salvamos, el tramo jodido del trayecto, entre marejadas fuertes y calima con vientos a grandes velocidades.
Y la enorme fragilidad de un cayuco o nave precaria, de los que abundan en el ancho y enfurecido mar de una tormenta, llevará a los tripulantes a un estado de terror y desamparo en el que se salvará el que pueda.
La que queda en la nave tras la zozobra, sin chaleco salvavidas, sabrá nadar. Que nade.
Si no nada y se hunde, viviremos recordándola, toda la vida. No, tampoco.
Se vuelve a la marea arrepentida de no mandarle a la mierda aquél día de junio a las 7 de la mañana, cuando se quiso echar atrás, sólo horas antes de recogerla en la playa.
¿Por qué no lo hizo?
<<Castígalo sin follar>>
<<Mejor nos quedamos con las ganas de follar>>