27 oct 2020

Terminal.

Botines y cholas. El único olvido reseñable pero a la vez sin importancia. Al hacer el mínimo equipaje, con unos nervios incomparables a ninguno de los vividos antaño, al volar.

Este vuelo tenía tal carga emocional contenida que solo pensé en meter muchas bragas, un pijama tupido o un jersey, un vestido, jeans y unas camisetas. Las pantuflas de perretes que me regaló mi hermana por mi cumple. Algo de lencería con encaje negro. El neceser de aseo. Unas cholas, para la ducha o estar por casa, siempre llevo. Y las botas calzadas, los botines de tacón, a la ida.

"Me costaba contener los suspiros en alto, mientras esperaba la valija de mano que tuve que facturar por el COVID-19" .

Y en medio de una de las noches de ternura y lascivia, entre follada y caricias, ese atrevimiento de él de sacarle los colores:

<< "Amor, me hiciste taparme la cara con las dos manos, como una niña, emocionada y ruborizada, a la vez que cachonda, porque me abrazaste entre risas mientras decías:

"Y cuando venías caminando, te vi a través de los cristales, haciendo como que no me habías visto..." >>

Cómo puedes conocerme así, de dónde has salido, mi Rey. Yo ya sabemos que salgo de tus "sueños", soy esa mujer que susurra en tu mente, "en tono bajo y sensual". La que no quiere dejarte "con ganas de amar".

Terminal de amor, he vuelto a los últimos pasos en la isla que me heló. Ahora quiero amarrarme a la vida voluptuosa que me ofrecen tus labios. Tanto, tanto, tanto. Que nos queda.

Como los tacones, y otras tantas cosas. que son olvidos reseñables pero a la vez sin importancia, en este puzzle de piezas y matices en que todo encaja. 

Ella llegó a la terminal, se besaron en cuanto pudieron no ser observados, la primera maravilla es esa, desear igual una boca y ser feliz y cómplice al probar su sabor. Sin olvidar el contexto y las circunstancias, de esta historia, que exigen respeto y prudencia, por las vidas humanas perdidas.

De camino a desnudarse y amarse entre piel ardiente de deseo, un trayecto en carretera como de ir aún volando en Boeing.  No saber si creer que es posible que algo así suceda. Desde el minuto uno. Pero del día del mensaje directo del Previo, un martes 15 de septiembre...