Despertar a la una o las dos de la madrugada y no poder volver a dormir.
Los primeros antidepresivos que me pautaron lo empeoraron mucho. En 2019 tuve épocas en las que dormía 4 horas, en 72 que tienen tres días, en lugar de 24 totales con sus 8 horas cada noche. Entonces acumulaba horas de cansancio hasta llegar el finde y pegar una maratón de sueño, cuando podía. Los motivos de por qué a veces no podía, ya no los voy a tocar. He sido muy infeliz en el último año de convivencia y solo quiero echar un manto sobre lo malo y que en el balance pese todo lo bueno, que es muchísimo. Pero no es fácil, es una lucha diaria, con los recuerdos dolorosos y frescos aún.
Cómo yo me siento de plena, a pesar de mi precariedad y de estar en la etapa más dura de mi vida económicamente, en lo personal, haciendo saldo y viendo la edad que tengo, lo sé yo mejor que nadie cuando arropo a mis hijas por la noche y les susurro un "te quiero", mientras las beso. Hoy una de ellas no estaba del todo dormida y ha contestado "y yo también a ti, mami". Y es una inundación tan grande en el pecho que solo puedo pensar en que hago lo correcto, cuando día a día yo estoy mejor y las amo más y mejor. Trato de enseñarles esto de caminar por la vida, lo que se irán encontrando, las normas sociales y las otras más importantes: las de convivencia y respeto por los demás. Pero con mimos, amor, música, risa, baile. A ser posible. Yo siempre he sabido perfectamente y por mi propia experiencia que, si la madre está bien, los hijos lo estarán con mayor probabilidad. Lo ideal es que ambos progenitores o cuidadores o quien ejerza la tutoría de menores, sean personas sanas, no solo para criar a la infancia, sino en general para cualquier situación en la que exista una dependencia de unos seres humanos que necesitan de otros para ciertas funciones vitales. Obviamente personas sanas física y psicológicamente, para realizar esos cuidados. Sin desequilibrios emocionales que favorezcan la aparición del estrés o los sentimientos de culpa o desbordamiento por el cansancio, situaciones que son una realidad, en muchos hogares con menores o personas dependientes. Quien cuida tiene que estar en condiciones óptimas para hacerlo. Bien que lo sé, por mi madre. Pero también ya por lo pasado yo misma.
¿Ustedes calibran la verosimilitud de la información que alguien les da en función del grado de coherencia de lo que te cuentan con los hechos que han visto o vivido? Yo sí. Es una capacidad analítica, la que proporciona la memoria que retiene los eventos del pasado el tiempo suficiente como para cruzar datos con un relato posterior, que sé que destaca en mi procesamiento cognitivo. Por la capacidad de retener datos de mi memoria, que me acompaña desde que tengo uso de razón. A veces incluso como una molestia, por la que me han mirado con suspicacia y como a un bicho raro. Y hoy en día estoy segura de que me ha servido no pocas veces para caer mal de primeras. Porque claro, si lo utilizara para ser una zorra indiscreta, como me pintan sin haber abierto la boca, en realidad, mucha gente pasaría un mal rato. No es advertencia esto, ni nada. Es tirarle flores a mi verdadera nobleza y al tesoro de reliquias que se van conmigo al horno.