10 may 2021

Lo que no hicimos.

 En esa carta. Que me tropiezo una y otra vez en las estadísticas.

Leo, releo. Es una espina, ya no clavada. Es purulenta la herida. Y lo veo claro y me entra el pánico.

Nunca poder desprenderme de esa sensación. De conversación sincera nunca mantenida.

De enredo de cuerpos enamorados.

De segunda oportunidad nunca concedida.

No a mí.

Qué va.

No se trata de eso.

Se trata de dar la oportunidad a ese mito. Al mito del amor que arrasa.

Porque yo lo toqué un par de veces con la yema de los dedos. Y dejé que envenenaran y malograran los aportes externos, ecos de lo que no se tiene en pie por el desgaste de las relaciones humanas...

Pensé de verdad, y de ahí también esta dura y prolongada caída, que había encontrado al ser maduro que me cogería de la mano y dijese: 

<<A la tercera va la vencida. Y digan lo que digan, SOMOS TÚ Y YO, quienes sabemos>>


Pero no pudo ser. Y a veces me quema por dentro.