Se sirve frío, por supuesto.
Hoy es un día para desayunar algo así, una delicatessen. Este título es un homenaje a una de las personas que iluminan mi vida, y que quiero tener a mi lado hasta fenecer. Ella sabe por qué es un homenaje a su tenacidad y bondad. A su honestidad, creciendo sin pisar a nadie.
Hoy en primera persona, reflexionar acerca de los últimos pasos dados, de los que quedan, hasta que cierre la puerta, definitivamente, al mundo onírico de Momo, en el antro. Para lo cual en la eviesfera habré de hacer sitio, en un rincón, que desempolvaré y arreglaré, donde iré depositando, encima de un escritorio destinado exclusivamente a tal uso, las "Memorias de Momo".
Y sí, que se sepa.
Que se sepa que cambiaron las tornas, y que no volveré jamás, pero que ahora el que no está bloqueado es él. Victoria. Tampoco podrá ver este mundo creado en el antro, que no aprueba, el del personaje de la sexualidad exuberante que no supo manejar, que florece y pierde miedo escénico.
La tímida. La bebé avasalladora. La falta de tacto, para yo hablar, decirlo en el momento, retener al hombre ofendido, con un dulce beso y una explicación que no llegó hasta días después, en un chat de mensajería, entre audios y palabras que pesarán siempre. Así de inmaduros. Pero más él, sin ninguna duda. Un fanfarrón que aparenta algo que no es cierto: que conoce a las mujeres.
Nada. Cero. Eso demostró a la niña herida, a la que no abrazó.
Juntar piezas de deseo, ternura, despecho y letras dolientes.
Que vean a quién partiste en dos y quién fue, de los dos, el que no tuvo corazón.
<<En algun lugar de la Red..>>