Les encanta cocinar y es al contrario que a su madre a su edad. A la vez mucho más técnico el vocabulario, por las distintas épocas en las que la Gran Mamba y Momo habían pisado las cocinas de los bares, cafeterías y restaurantes de su vida laboral. Y también la Mamba Flor ha recalado en el sector, después de cambiar de profesión, establecerse por su cuenta y otras aventuras laborales. Para volver y como hormiguita, con tesón y actitud de esponja absorbente para cuanto antes crecer de la mano del aprendizaje adquirido de los expertos ancestrales. Con el debido respeto al buen hacer de la práctica diaria de años. Sabiendo que el mejor servicio es el de las personas extremadamente amables y que para eso es necesario un temple en grado zen y una concentración que no desmerezca a la de la precisión en un quirófano.
Las mambitas preguntan mucho y continuamente por la abuela Mamba y sus dotes culinarias. Ella estaría orgullosa de la pasión con la que hablan de todo lo relativo a la gastronomía y la cocina, de la curiosidad amplia que exhiben por todos los aspectos referentes a la comida y la disposición que tienen para ayudar... a cocinar. La verdad que de camareras tienen poco... poner la mesa y que recojan aún cuesta bastante. Inestimable la ayuda de la Mamba Flor con estos problemas de rebeldía y desobediencia doméstica con la colaboración. Hasta el punto de que a ella le hacían más caso que a Momo durante el año y pico que vivieron las cuatro juntas en los turnos de guarda materna, algo más de la mitad de ese tiempo.
Pasajes recientes, recetas planeadas para las vacaciones con ellas y la Navidad de nuevo a la vuelta de la esquina. Está acabando 2021, un buen año en lo personal para Momo, aunque con rachas muy malas de precariedad económica. Conociendo incluso el hambre para que no lo pasaran ellas.
<<▬¿Cuál era tu plato favorito de los que te hacía la abuela, mami?
▬Canelones. Gratinados con bechamel. Nunca he vuelto a comer algo tan rico, hijas.
▬Mamá, yo quiero hacerlos, ¿podemos? ¿y es muy difícil?
▬No, difícil no es, si se tiene paciencia.
▬¿Tú ayudabas a la abuela cuando los hacía, mamá?
▬Sí, hija, porque además éramos muchos a la mesa. Y cuando me hice mayor echaba una mano a la abuela cuando había que hacer cosas que llevaban más tiempo o daban mucha faena. Por ejemplo, en fechas como en Navidad, que siempre sus hermanos, que son mis tíos, la liaban para celebrarlo en nuestra casa o que hiciera ella al menos los platos principales, y lo mismo nos juntábamos veinte o veintipico para cenar, entre adultos y niños. Eso fue antes de que naciera la titi. Luego ya con los años la abuela ya no quería, se hartó de que siempre le tocara a ella...
▬¿Cuánto falta para Navidad, mamá? >>
Y le entusiasma la idea de la receta de canelones de su abuela que no conoce en persona, aunque sí por boca de Momo y todo lo que ella les cuenta de motu propio o porque las nietas póstumas preguntan, a medida que van creciendo y son conscientes del trato cercano que sus compañeros y amigas sí tienen con esos especiales lazos de sangre, presentes en sus vidas en su día a día.
(Pero se ha mentado una de las épocas del año favoritas de cualquier niño de su edad y la conversación gira ahora hacia otro tipo de estímulo estrella para los jugos salivales y la atención de la chavalería: vacaciones y dulces de Navidad. Por no hablar de los regalos del árbol, claro...)
<<Compraremos turrón de chocolate, mami...>>
Final de 2021 y las conclusiones de la serenidad encontrada, tras cerrar la puerta a los duelos pasados.
<<Gran parte de la felicidad consiste en saber lo que es la felicidad...>>
Primero y fundamental, ser dueño de tus actos. Y después entender que se es feliz cuando se superan las pérdidas. Y entre ellas. Teniendo amor en tu vida, has de cuidarlo siempre, teniendo claro que otra pérdida de otro tipo llegará.
Y hay muchas maneras de perder. Siempre es el amor, el centro de la pérdida, y siempre es el amor el que te hace ver esta verdad universal.
En ciertos antros el amor siempre pierde. En el calorcito de tu corazón, ahí no. De ahí emana la pureza que concibió a las mambitas.
Sé feliz hasta la próxima pérdida, a pesar de ella. Habrá que recuperarse de la caída para volver a caminar hacia lo bello.
Los canelones de la Gran Mamba y el turrón de chocolate de la siguiente Navidad.
<<El mundo sigue girando aún sin tu amor>>