Mucho más, es una coartada perfecta.
El límite grial que nunca encontrabas para parar la incomodidad que te producían esas conductas avasalladoras. En ese germen crees que está la irritabilidad que te causa el radfem, las minucias como los micromachismos. Sí, decididamente es así. Te resulta irritante lo de que abran mucho las piernas en el transporte público, cuando desde pre púber has tenido que soportar comportamientos ominosos, verbalizados, incluyendo invasión de tu espacio físico personal, avergonzándote ante varias personas, por tus no escogidas tetas. No, no te las ponen en un catálogo cuando estás en la barriga ni tampoco después, antes de que llegue el momento del cambio. Tampoco el culo, los ojos o el color del cabello, todo eso parece obvio. Pero que aún parece que hoy en día hay que aclarar, para igualar en derecho al respeto a todas las personas que sienten y padecen, sean bajas, flacas, contrahechas o perfectas según el gusto de cada cual o el canon estético del tiempo en que toca vivir. Lo mismo en el terreno mental y de capacidades, sean físicas o intelectuales, aunque sea una palabra antipática, "capacitista", que no parece necesaria para definir el puro supremacismo del ego normalizado de nuestros días. Resulta quizá feo el vocablo, eso sí, porque es adecuado en realidad para lo que describe. De ahí esa sensación desagradable que produce al aparecer en una conversación.
Siempre la analítica y la metalingüística. De la mano del verbo que se usa, el porqué y la adecuación. Si titulas un texto de una manera es porque hay una razón y un conjunto de ideas detrás que quieres plasmar.
Y después contemplar denotación y connotación, así como polisemia y sinonimia de las voces utilizadas. Estructura, párrafos, conectores y evitar la reiteración. Cuidar de la herramienta, venerarla y seguir aprendiendo. Probando colores descriptivos y plasmando la expresión de lo que está adentro, a lo profundo, que ha hecho poso y es una y otra vez el mismo tema. Pero desde distinta esquina del croquis.
Siempre es así, inevitablemente. Cada día que vienes y te enfrentas a la caja en blanco lo haces desde una posición distinta. Tiempo, de nuevo, que se mueve en el eje z, por quieta y anclada que se sienta la nave en el viaje.
Fácil es hablar. Llevar las palabras a la verdad de los actos es lo difícil. Y si violencia es mentir, la cantidad de violencia verbal que se traduce en mentiras, medias verdades, posverdades y manipulaciones torticeras y espurias, cada día con sus veinticuatro horas, no hay por qué pensar que esa violencia es peor en grado que la física. La violencia que lleva a la muerte, de un bombardeo en Yemen o de un ahogado en travesía hasta la islita en un cayuco. Pero sí hay que tener presente que la palabra es la simiente, lo anterior, la precuela, el origen. La punta del iceberg y que una cosa conduce a la otra. No banalizar, no minusvalorar la violencia de la purga, no justificar.
Porque todos somos ejemplos con patas de consecución de fines mediante recursos de dudosa ética e incluso moralidad. Obtener información íntima del contrario con el fin de utilizarla en su contra es un bajeza que puebla a sus anchas las redes sociales del mundo virtual hoy.
Tener presente la connotación de las palabras es una forma de detectar sesgos que reúnen a grupúsculos de personas en contra del estilo de vida y los medios de otras.
<<Fácil. Jamás he sido fácil de enamorar, que es lo que cuenta. Porque mis rollos sin compromiso y mis polvos para divertirme, cuando yo lo he decidido así, no me hacen fácil, sino otra cosa... Pero es que además qué mierda de palabro machista, habitualmente mucho más aplicado a nosotras, de manera despectiva.>>
Es curioso que "fácil" es un término machista, acuñado de manera paradójica para la puta. Cuando desde el ejercicio del trabajo sexual independiente, sí es liberador ese aspecto de la actividad. Es decir, cobrar por servicios sexuales no hace que seas más "fácil" que el resto. Al contrario. La propia experiencia que da el tratar con personas que requieren de tus servicios, si el planteamiento es ofrecer algo diferente y exclusivo, para minorías selectas (esto no excluye menor poder adquisitivo, no es ese el filtro siempre) y que la interacción te agrade a ti primero, como requisito imprescindible, hace que el término fácil confronte con el de la puta que cobra, hoy en día, porque la precariedad que trajeron las crisis aparejada ha golpeado la capacidad de consumo para una gran mayoría trabajadora. Y hay mucho porno gratis en Internet. Y fotos y vídeos robados y para vengarse de la ex también, pero ese es otro tema a tratar en un post aparte.
El puti es pobre como las ratas y nos llaman pijas liberales las verdaderas niñas de colegio de monjas traumadas que pueblan los antros de Internet, que tratan de salvarnos a las putas mientras nos insultan, todo por nuestro bien y en nombre de la causa abolicionista. Negando el coraje y otras cualidades que elles no tienen, puesto que amparados en el anonimato de las redes, se permiten denigrar a quienes damos la cara, diciendo que somos la voz de nuestro amo. Que por otro lado, no existe, pues somos independientes, no proxenetas ni chulos, como nos llaman los que sí son los suyos. Pues quien se queda al lado de quien no ama, en una relación monógama, es libre de hacerlo y puede tener variadísimos motivos, pero si se comparten gastos, proyecto, espacio vital, haya o no sexo, debería abstenerse de juzgar los motivos de una puta para hacer lo que hace, pues los suyos no son más dignos.
<<Mientras tanto lloran porque les ponen muchos nabos en los privados y a ti que eres puta con orgullo ni se les puto ocurre porque saben que no te andas con chiquitas. Es lo gracioso del asunto. Ahora es cuando me respetan incluso los que no sé quiénes son. Entonces me acuerdo de que me vi en la puta calle con mi hermana la chinija teniendo diez años de edad e ir a casa del primogénito comunista, hermano de la Gran Mamba, a pedirle que me echara un cabo, unos euros, por lo menos, para una fianza de un alquiler. Irme con una mano delante y otra detrás, sentirme humillada y verlo años después salir del garito de al lado de donde yo trabajaba, agarrado de una puti. Apoteósica su cara de pillada, mientras yo metía mis 14 horas por jornada, en ese verano de terraza de chiringuito para pagar las facturas. Qué calado le tenía su hermana...>>
Momo sonríe pensando en su madre y en que era con el que peor trinaba sin duda, de sus cuatro hermanos.
Ese bando cavernario, que niega las mujeres con polla, los hombres con capacidad reproductiva, los derechos de identidad de la infancia y el trabajo sexual, para colmo, se pasan la vida codeándose con machos cishetero entre los que la tasa de puteridad es altísima. Pero como son hipócritas y narcisos consagrados, como el tío materno de Momo, se piensan que ligan mucho por su irresistible ingenio y nivel cultureta. Y si no ligan, es por su creencia (nada misógina, ejem) de que las mujeres nos dejamos embaucar por malotes y que claro, ellos son muy buena gente. En el fondo. Muy en el fondo, pero es que las tías somos muy superficiales...
Fácil terreno para el estigma, eso sí. Cuando una mujer es fácil por vivir su sexualidad como le plazca, y es puta sin cobrar y se merece lo que le pase. De modo que si un buen día valoras ciertas cualidades como para que te parezca justo cobrar y sacar rendimiento al prejuicio que calzas desde ni recuerdas cuándo, las que pasarán la factura y te dirán lo mala feminista que eres serán aquellas que, paradójicamente, se supone que defienden la libertad sexual. Esas te dirán que tus transacciones e intercambios pactados les dañan a ellas, que tienen la barriga llena y mucho tiempo para pontificar en redes acerca de la precariedad de las demás. Esas harán bueno el término "fácil" con sus patadas a la lógica. Esas consentirán que los machistas que te han buscado por privado para ponerse cachondos te agredan, a ti y a otras, negando la consideración de trabajo al sexo que practicas igual con los que llaman puteros que antes con ellos mismos. Porque no lo olviden: ellos no son puteros, solamente tratan como trozos de carne sin sentimiento a las mujeres. A aquellas que comparten su lecho negando la dignidad y existencia del trabajo sexual voluntario y a las que acuden cuando las madres de sus hijes no quieren escuchar el sexo sucio que se les pasa por la cabeza.