-Merche: Estábamos en la tiendita de Nines, ella y yo. Me estaba contando que no le va bien, que no tenía que haber vuelto. Y llegó Sole a comprar fruta.
Nines: Nos sorprendió; yo le dije que les hacíamos ya camino a Tarragona, llegando, incluso. Porque con Óscar ya había liquidado y llevaba la chica nueva trabajando un par de días en el taller. Contestó sonriendo que salían en un par de horas y quería alguna cosa para el viaje. De paso aprovechaba para saludarme y despedirse por última vez.
Entonces la gallega soltó la retranca:
M.: ¿A qué tanto despedirse si antes apenas te saludaba por la calle y evitaba comprar en tu venta de pueblo para no ver caras que no le gustaban?
N.: Merche, no seas cabrona...
M.:¿Cabrona? Cielo, que te dijo en mi cara que no se había caído del guindo, aquel día y después de dos años sin tener ni zorra idea de que su hombre había estado contigo unos meses embobado. Se te quería echar a la cara sola, estoy convencida de que le irritó encontrarme contigo.
Raimunda: Tiene razón Merche, Nines. Y te quitaste del medio, tú la respetaste. Todo eso que no hiciste, por intuición de dónde le venía todo a él, y que al final resultó cierto, no solamente demuestra tu nobleza de carácter. También hace indigna "dueña" de corazones a quien lo restriega desde la suficiencia de quien no sabe lo sucedido hasta mucho después. Estaba de más, la prepotencia.
M.:¡Coño, que si estaba de más! Como que es un grave indicio de que la imagen de lista a la que no se le escapa una está por encima del hecho de que su santo va por ahí pegando polvos y ella no avisa, sabiendo todo lo que sabe...
N.: Merche, no le metan a él en eso...
M.: ¿Ves, mi niña, como ahora no me pillaste tú a mí la ironía? Tú dices que él no es así, que no es tan pendenciero como lo pintan. Por aquello de ser la única con la que acabó en la cama de verdad, entre todos los rumores. Y calladita que estabas. Luego que la Sole sabe y no ha nacido ayer, bla bla bla y lo conoce mucho. Entonces hay dos caminos posibles: Uno que de verdad sea una zorra mala amiga que no advierte de que su marido tira la caña a toda zagala que se le cruza y que tiene piel de cordero en apariencia, o bien que ella no tiene ni tenía ni puta idea en realidad y se venga de la mujer que sale de la historia herida, pagando el pato por la traición de él. Que se ha quedado con ella en exclusiva, ya se le huele el cerco de orines desde el Pirineo...
Rai.: La vara de medir de cada una, cuenta. Piensa en lo que Sole sentiría el día en que se supo lo que pasaba, por la escenita de celos en la taberna, que nadie pudimos ignorar.
N.: No me recuerden aquello. Ni la nochecita de dormir dos horas escasas y hablar el resto del tiempo con Óscar, sobre sus historias que confesó a la desesperada, para intentar de nuevo que me rindiera con lo nuestro definitivamente. ¡Uf!
R.: Va, cariño. Nosotras sabemos del sacrificio tuyo y de lo injusto que es todo. No han salido perdiendo quienes debían por méritos (o daños) propios y ajenos.
M.: Así es. Y no te dejaremos caer, saldrás a la luz.
<<Y salió un día de finales de febrero de 2022, de repente, inesperadamente.
Ella lo sabía. Sonríes ya...>>