Los molinos de Momo son las creencias infundadas acerca de lo que los demás ven en ella.
Los vientos que mueven esos molinos son muy activos y persistentes, en julio y agosto.
<<Entrando septiembre es que se para el ventilador de la isla, cuando Famara está más buena y llena de conejeros que se lo saben.>>
La isla y su vitalidad encubierta, cuatro gotas y reverdece con furor la seca masa de malpaís, terreno quemado por el volcán de la Macaronesia.
Todo lo que nace, crece y se desarrolla en este trozo atlántico de roca envuelta por calima. El devenir diario arrullado por la marea que crece, junto con el desastre imparable que los humanos hemos propiciado.
Cómo vendrán esos ventosos días, de la mano de Alisio y Siroco, cuando el amor madure y vaya llegando al ocaso de una vida de protección, es la cuestión que últimamente a Momo le ronda la cabeza. Sí, las mambitas y su crecimiento. No puede parar de pensar en este mundo que les quedará. Y sin embargo llega el momento en el que ve paz en entender que se hará camino al andar. Que la incertidumbre se camina también, con más o menos prudencia, porque no se puede detener el paso del tiempo y lo que ha de venir.
<<Prepárate para las inclemencias de la senda, Momo...
Pero saliendo ya de ese mundo hostil virtual, para lo de las relaciones, porque ahora compartes espacio analógico físico con quienes te atraen. Fuck agorafobia, hola, adaptabilidad social.>>
Y si sigue así puede que se trate de una conveniente cocción lenta. Porque se va coincidiendo o no. Pero hay gestos y miradas que dicen tanto que se emociona la niña de corazón caliente. Esa distancia calculada, esa fuerza expresiva en dos segundos de cruzarse...
Está la contención. Está la fantasía, en este blog, en esos posts que ya revelan la química de las hormonas sexuales fluyendo. Pero ahora, además, es una atracción potente... una corriente a ras de la arena. Resaca fuerte, que te arrastra para dentro.
<<Famara y sus corrientes circulares, que te llevan dentro, muy dentro, si dejas de hacer pie en la orilla y te descuidas... Metáfora del amor doliente, ese que entra en tu vida sin permiso para hacerte infeliz.>>
Las corrientes de aire, el aroma llegando a su nariz, el olfato encendiendo la chispa de la atención visual a su alrededor...
<<Huele a deseo, ya no es solo el efluvio de un perfume masculino reconocible en un pasillo por donde ha pasado él minutos antes. Su voz, también viaja por el aire y enciende la atención de Momo, que sin saber exactamente el contexto del mensaje y sin que sea ella receptora, sonríe. Ya también le agrada ese color>>
El carácter que gasta, ahí es simpatía empática, la que sientes. El lunar, esos ojos, la manera de mirarte. Su manera de hablar y tratar a las personas, su altivez como barrera de autoprotección. Lo más frívolo (ese culito, madre mía, madre mía, ¡Ay!) que también cuenta, como su estilazo y outfit personal, porque es un coqueto sin remedio. Es bueno, lo viste muy pronto, su corazón. Es un currante. Esas manos...
Lento, al menos que no sean arremolinados los vientos y que haya tanto trabajo en verano que julio y agosto, con sus vientos fuertes, pasen rápido, junto con el riesgo de perder el norte.