Te cabalgaba. Pero no frustrada. Sino enfervorecida por una verga a su justa medida. El placer es tan mayúsculo que entrabais en éxtasis rítmico. Y tu polla lo agradecía, más dura aún, más resbaladizos por los fluidos... se sale. Te incorporas rápido y por sorpresa, dándole una cachetada previa en el culo, la agarras por las caderas y la tumbas de espaldas, para ponerte encima. Pero no se la vuelves a meter enseguida, aunque te cosquillea la punta para que te ciegues a empotrarla, primero curioseas con los dedos, volteando los ojos al notar la humedad desbordada por todos sus labios y pubis. Cuando se te ha salido estabais a punto de caramelo ya. Chantilly.
<<Después nos rozamos, chupamos de arriba a abajo por turnos y entonces nos da la ternura. En paralelo, en el lecho, rozando muestras pieles y con la verga a reventar de amor, pero no, aún solamente entreabro las piernas y me roza por fuera del coño con el glande, me frotas una y otra vez, mojado, suave. Me metes la punta, me la vuelves a sacar...me vuelvo loca, ¡grito!:
-¡¡Fóllame ya!!
Y entonces sí: me follas como si no hubiera un mañana y yo te recibo con las piernas y los dedos de los pies crispados. Me corro muy rápido. Tú estás a punto pero te sales a tiempo de darme lo mío, en las tetas y en la boca, que me encanta... y a la vez me vuelve a prender de nuevo>>
Aquellas noches insaciables, de amor y sexo, Momo recuerda y echa de menos ese tipo de charlas con Gran Mamba. Aunque tiene a la Mamba Mediana para ello, también.
Otra vez alguien le inspira sueños así de húmedos y placenteros.
Y ahora sí que es secreto.
Nunca más, agujeros en el bote salvavidas de la nave.