Hay alguien en la puerta, al otro lado. Los han descubierto, Momo se tapa la boca con la mano izquierda, mientras con la otra se sube los pantalones a toda prisa, sin hacer lo mismo primero con las bragas...
Él, por el contrario, se recompone la camisa y la ropa interior con tranquilidad, y le hace a ella señas con las palmas de las manos hacia abajo, para que se calme, indicando con gestos que hay que esperar en silencio a que se vaya. No puede entrar, sea quien sea; el juego de llaves único del office lo tienen ellos y están cerradas tanto esa puerta posterior como las otras dos de acceso a la barra y a las escaleras de servicio. Como mínimo tiene que ir a buscar a alguien de otro departamento que lo use para que lo preste, caso de urgencia que no hay, para acceder a esa zona cerrada al público. O bien cerciorarse de quién tiene el juego en el registro, si no está en la caja donde se dejan las llaves del departamento. Probablemente es alguien que viene a por hielo, de camino a otro punto y simplemente optará por buscar otro office abierto con máquina disponible.
Ella está medio desnuda aún, de cintura para arriba, cuando un papel doblado en cuatro se desliza por debajo de la puerta:
"¿Quiénes sois? ¡No diré nada! JAJAJAJAJA", leen en silencio, después de que él lo desdoble y lo enseñe a Momo mientras pone el dedo índice estirado sobre sus labios.
Sus ojos se encuentran y Momo se re tiembla...
Clavada la mirada magnéticamente, en completo silencio, tocar su barbilla y pellizcarla entre los dedos, acercarse a ella, besarla dulce y acariciar su cara.
<<Calma, amor, con los ojos. Y también el fuego que queda insatisfecho, en este polvo que te mereces frustrado...
Pero ya te compensaré, ya, perra mía>>
(Ya se ha ido).
(Claro).
(Volvamos al trabajo, salgo yo primero).
(De acuerdo. Hasta luego).
(Hasta luego).
Y ser capaz. De volver como si nada. Tranquilamente a poner cafés y batidos y lamer elitistas culos. Porque se hayan convertido en algo cotidiano y natural esos roces, en su senda vital.
<<Momo Rules>>